Una ventana sin cortinas

Tengo unos vecinos nuevos, un par de jóvenes que al parecer inician su vida juntos. Yo creo que nos llevamos como cinco años de diferencia. Hasta ahora no me había preocupado por poner una cortina en mi sala que da a la suya, pero ahora me pregunto si será necesario. 


He visto que bailan mucho por las noches, ríen por las tardes y desayunan con una película. Hemos cruzado miradas y una que otra sonrisa de saludo mientras lavamos los trastes. Ella es tan atractiva de manera natural, su cabello salvaje, su sonrisa coqueta y sus clavículas al descubierto todos los días. 


Creo que me he enamorado, pero no estoy segura si de ella, de él o de ambos. Hace unos días, él la acariciaba, le daba un masaje mientras ella trabajaba, eso me pareció tan sensual, dulce y seductor. Me encanta verlo cocinar sin playera, bailar sin vergüenza y reír de forma simple. 


Me gusta ver cómo se acerca a ella por el cuello y la besa, se le prende al cuello y lo disfruta, me encanta mirarlo y ellos me miran atrevidos, coquetos, su mirada me invita a seguir ahí, a ver cómo la desnuda y le toca los senos, cómo ella se mueve hacia atrás y lo invita a penetrarla. 


Me siento traviesa, mojada y excitada, ellos se acercan más a la ventana y veo más el cuerpo desnudo de ella, me sonríen y me siento en un trío en un instante, quizás un cuarteto porque me acompaña Cecil, me lo pongo sobre mi mis labios y comienzo a frotarlo más y más, lo siento mojarse más, lubrico como si me me tocaran y penetraran a mí. 


Entre la excitación me quito la blusa, me toco los senos y ella muerde su labio inferior, me excita verla agitada, la mano de él recorre su torso al ritmo que yo recorro mi cuerpo, su mano baja y veo el rostro de ella, subo el ritmo de Cecil y entramo en un éxtasis de placer continuo. 


La veo sostenerse de la ventana, lo veo gemir y apretarla, me siento tan prendida que mis piernas tiemblan, mis manos buscan soporte. Ella me sonríe, su rostro está sonrojado, con sudor y veo sus ojos, están cerrados con fuerza. Froto mi clítoris con Cecil y toco mis pezones con más ritmo. 


El orgasmo de la venta: una sensación que proviene de los pies comienza a recorrer mis piernas, sube por los muslos y se libera en segundos, en esos instantes no veo a la chica y sólo lo veo a él, las manos de ella suben por su abdomen. Su rostro se llena de gestos incomprensibles, su cuerpo se retuerce, su sonrisa aparece y ella sube a despedirse de mí con un beso a la distancia, atrevida como es ella.

No logro entender cómo pasó y qué pasó, pero la ventana sin cortinas fue una buena idea después de todo… 



Por Bea (sexpert) 

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