El orgasmo de cumpleaños
Un orgasmo indecoroso
El orgasmo de cumpleaños
¡Qué rico complacer los deseos! ¡Qué divertido vernos atrevidas en público! Sentir las miradas ajenas hacia nosotras, que sospechen, pero que no se enteren de lo que traemos o no traemos debajo de nuestras gabardinas.
Es divertido andar en las calles de la capital jugando a coquetearnos y mirarnos atrevidamente. ¡Qué locura es andar contigo! Nunca pensé que ese beso en el concierto nos fuera a traer hasta aquí: tú, yo y Dalia en lencería caminando hacía el cine.
Mientras esperamos cruzar Eje Central siento tu mano recorrer mi cintura, apretarla y acercarme a ti; los vellos de mi cuerpo se estremecen al sentir cómo tu boca clava un beso seductor en mi cuello. El bullicio de un fin de semana capitalino se va por un instante infinito, mi vulva comienza a sentir esa sensación de excitación, la siento estremecerse y desear un poco más.
Hacemos una parada antes de la función, en un bar cercano nos detenemos a celebrar una vuelta más al sol, me abrazás por mi cumpleaños y te acercas a mí; tan cerca como para ver tus pecas, pero tan lejos como para besarte. Veo que metes tu mano a tu bolsa y tomas el control. Enciendes a Dalia y me miras retorcerme de placer.
Nuestros compañeros de la otra mesa no saben qué nos está pasando al no parar de reír, pagamos y damos unos cuantos pasos por Donceles. Te excita verme prendida, nos besamos como si estuviéramos en casa, me abrazas y siento tus senos apretar los míos, siento tus manos en mis nalgas y a Dalia estremecer mi vulva.
Más de una persona ya vio nuestra lencería y eso nos excita, subes tu mano a mis senos y los tocas con sutileza, hemos llegado a la desvergüenza, el éxtasis de tus besos, manos y Dalia me provocan el clímax más indecoroso que he tenido, me ves ahogar el placer y te ríes por tu travesura, en el oído me susurras:
¡Feliz cumpleaños, cariño!