Una propuesta para tres
Al oído me susurras que quieres coger con él, que se te antoja un trío con él, con el barman del bar. Me encantas por lo sexy que te ves cuando sabes lo que deseas. Nos deseas a los tres sobre esa mesa de billar donde nos besamos al ganar, sobre la barra donde pedimos dos mojitos y sobre su cuerpo robusto que deja ver su camisa ajustada. No hace falta mirarlo mucho para saber que sin duda no quiero perderme de esta aventura…
Me tomas de la mano y me llevas a mirarlo de cerca, adoro ver cómo le sonríes, cómo le rozas la mano al tomar el trago, cómo le insinúas un trío al besarnos, cómo me tocas mientras lo ves y cómo me invitas a darle un beso. La noche se va entre más tragos dulces y nuevos. En un gesto atrevido le susurras el plan:
“Primero dejamos que la gente se vaya, nos quedamos en el bar los tres, tomamos unas copas de vino mientras conocemos nuestros labios, recorremos todos tus tatuajes y te besamos todo su definido cuerpo al ritmo del jazz lento que suena de fondo.
Luego de las mejores copas de vino en mucho tiempo, ambas nos sentamos en la mesa de billar y frente a ti nos vamos quitando primero la blusa y luego la falda, sólo nos dejamos el lindo brasier y tanga de encaje que nos regalamos.
En minutos pasamos a ver que debajo de ese pantalón ajustado tu pene erecto, nos miramos traviesas y continuamos acercándote a la mesa, comenzamos a quitarte la camisa que sobra y besarte tus pectorales tatuados.
Sin esperar mucho, ya estamos acostadas sobre la mesa verde lubricando por sentir tus manos y a SONA en nuestras vulvas mientras nos besamos. Te vemos parado frente a nosotras sin ropa y con una erección que nos invita a querer sentirla dentro de nuestras vaginas, bocas, senos, caras, cuerpo, ¡por todos lados!
Al final, nos besamos en un largo e infinita canción, nosotras juntamos nuestros cuerpos mientras nos recorres con tus manos grandes y cálidas, ante este momento habremos descubierto al gran amante que eres…”.
Te veo alejarte de él unos centímetros y me muero de ganas por saber qué le dijiste. Luego de darte tu trago le dices: “No sé, piénsalo” y rematas con el más sexy y coqueto guiño que he visto desde que te conocí, creo que él no tiene mucho que pensar luego de ver su cara y su erección….
Por Bea.