Un viaje con destino al deseo

Comienzan a deletrear sus deseos y pasiones a través de sus manos y labios. Sus dedos recorren el abecedario de sus rostros al primer rayo de luz. 

Janis coloca puntos y comas con su lengua en el lienzo de Aura. Llevan tumbadas en la cama desde que salió el sol y lo relevó la luna. El reloj se ha ido marcando conforme las caricias han aparecido, el calor en la habitación ha aumentado conforme las sábanas se han caído al suelo…

Ellas sienten el calor que emana de sus cuerpos, de sus vulvas donde brota el deseo y de sus manos donde nace la lujuria.

En punto de las 11:00, Aura se recuesta sobre Janis y comienza a plasmar sus sueños en la realidad carnosa y amplia que es el cuerpo de su amante. Todo comienza en el centro, a partir del génesis de su vida que es el ombligo, sube y baja por el medio, va de derecha a izquierda, suave y frenética. 

Hace paradas continuas, admira el paisaje y viaja más al Sur que al Norte, va navegando en la piel de Janis, en sus ríos y lagos que conforman la geografía de su cuerpo. En una mirada de transparencia a sus deseos, Aura lentamente introduce a KAA entre sus nalgas delimitadas por las olas que se le dibujan. 

Se miran, se piensan y se saben con deseo correspondido. Se besan, se abrazan, se estrujan y se mojan. Ellas adoran el deseo que fluye de sus cuerpos. 

Aura da unos pasos más por las piernas de Janis y llega al punto de su éxtasis: sus pies. Los toma, los besa con el deleite al comerse un mango, anda despacio por la suavidad de sus dedos y de su planta. 

Las piernas largas de Janis sobre los hombros de Aura son la pieza de arte más cara en la habitación. Janis frota su clítoris al ritmo en el que Aura sumerge sus dedos en la boca y sus miradas comunican el éxtasis de sus cuerpos.

Un pie de Janis está en la vulva de Aura, mientras el otro está en la boca. Ambas desprenden sus cálidos deseos de no parar, de hacerlo más y más. ¡Hasta llegar al momento de la satisfacción!

Se miran y se gozan, la imagen que tienen en su mente es la imagen que han deseado durante todo el día. Ambas mojadas, ambas excitadas y ambas enamoradas.

El gozo y el placer estalla con Aura y Janis mirándose fijamente mientras gimen y balbucean su placer. El calor de la habitación se concentra en ellas, el éxtasis aparece cuando se estrujan y se besan abatidas sobre la almohada. El viaje ha llegado a su destino por hoy. 


Por Bea

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