Escrito por meibi MX
LA INAGURACIÓN
febrero 23, 2023
Teníamos cerca de cuatro meses de conocernos, nos conocimos en el trabajo, teníamos algunas cosas en común, como el gusto por la fiesta. Nuestras salidas cada vez eran más frecuentes, no teníamos compromiso, por lo que disfrutábamos de nuestra compañía saliendo.
Fue la inauguración de un bar, unimos a unos amigos al plan y salimos con la única intención de pasarla bien. Bailamos, y no sé cómo, pero empezamos un juego de seducción mientras bailábamos con otros. Pasó la noche y nuestro juego de coqueteo continuó, llegó el momento de proponer seguir la fiesta en un lugar más privado.
Sugerí mi depa y emprendimos la huida.
Llegamos cuatro personas, seguimos bebiendo, cantamos y en un abrir y cerrar de ojos nuestro juego de seducción pasó a otro plano. Uno de ellos tuvo que irse, nos quedamos él, ella y yo.
Sin decir palabras, en medio de un baile con mucha sensualidad, ella y yo decimos ponerle fin al juego del coqueteo con un beso apasionado.
Nos miramos, él también nos observaba.
Volví a acercarme a ella, seguí besándola.
De pronto sus manos estaban sobre mi cintura, yo acariciaba sus hombros, estaban descubiertos por el tipo de blusa que usaba. La forma de besarnos fue cada vez más apasionada, sonreíamos, mordía sus labios.
Nuestras miradas de complicidad nos llevaron hacia donde estaba él. Con nuestras manos lo invitamos a seguirnos. Así empezamos un baile de tres, arrodillados en la alfombra, sin muebles que pudieran estorbarnos, entrelazamos nuestras manos.
Yo la tocaba a ella, él a mí y ella a él.
Mientras nuestra respiración se agitaba, las manos se entendían para ir quitando la ropa.
La combinación de sabores era algo excitante, el sabor de ella y el cuerpo de él fueron apoderándose de mí. Ver sus pezones erizados, al mismo tiempo que el pene erecto de él hacían arder mi cuerpo, sentir las manos de ella dentro de mí y los labios de él recorrer mis piernas fue más que placer.
Tres pares de piernas frotándose buscando complacerse, un juego donde todo se puede lamer, besar y acariciar. La coordinación fue esencial, de pronto yo estaba de rodillas, él se colocó detrás de mí y empezó a penetrarme.
Sentir la firmeza de su miembro, me hizo tomarla y con las manos dirigirla para que se recostara frente a mí.
Estaba tan mojada y excitada con la penetración que al tenerla frente mí, mi instinto me llevó a compartir ese placer, abrí lentamente sus piernas, apoyé mi cuerpo sobre mis brazos y empecé a besar sus piernas. Podía ver con claridad cómo su piel se erizaba, acariciando sus senos subí mi lengua hasta su entrepierna, para poder saborearla.
Era un tren de placer, yo gemía y al mismo tiempo transmitía mi placer a ella. No sé cuánto tiempo permanecimos así, disfrutando de nuestro placer, nuestros cuerpos se comunicaron.
Ella estaba sobre él. Me excitaba tanto ver cómo se la cogía, el rebote de sus senos, las manos de él sobre ella, verlos me hizo querer más. Abrí mis piernas y me puse sobre la cara del él; sentí su lengua, las manos de ella sobre mis senos, mientras ella rebotaba sobre él, me besaba a mí.
Fue la combinación perfecta para que los tres termináramos…
No hubo prisa, nuestros cuerpos desnudos quedaron inertes sobre la alfombra, nos dimos algunas caricias mientras recobramos el aliento. Fue la primera vez que estuve con una mujer y siempre me preguntaré si en verdad fuimos amigas o fue la atracción lo que nos hizo relacionarnos.