Caricias atadas
¡Abre la puerta! Que llegó la justicia, una justicia que te hará pagar todos los delitos que has cometido…
Permíteme quitarte la ropa para verificar que no tienes ningún arma, déjame hurgar en cada rincón de tu cuerpo para corroborar que estás libre de cualquier sustancia. No tengas miedo, cariño...
Tú has pedido por este momento, cada travesura te ha llevado hasta aquí, te has portado muy mal, ¿no es cierto? Mírame bien, contempla este látigo, estas esposas, esta correa y estas CUERDAS. ¿Qué tal se sienten con tu piel?
Túmbate, mi amor, con las manos hacia atrás, donde yo las vea, donde no puedas moverte y escapar. Me encanta ver cómo tu vulva lubrica a cada nudo que hago sobre tu cuerpo, me gusta ver cómo se excita tu cuerpo a cada sometimiento que te hago.
El castigo por tu mal comportamiento es obedecerme esta noche, cumplir cada petición y satisfacer mis deseos sexuales. ¡Qué rica te ves así! Atada con las CUERDAS ante mí y a mis pies.
Tu mirada y tus gemidos de placer prenden mi vulva. Te escucho pedirme que te castigue, que te ayude a redimirte de todos tus deslices. Te ayudaré a pagar tu sentencia, amor.
Tu castigo será poner tu boca en mi vulva y tu lengua en mi clítoris hasta dejarme en éxtasis. Dejar que te bese tus senos prendidos y morderlos, devorar tu boca, tu cuello, tus clavículas y tu abdomen. Dejarás por hoy que yo te posea, ¡que seas mía!
Por Bea