Besos y caricias amigables
Hace tiempo que no te veía, tras dejar la universidad soñé varias veces contigo, te soñaba caminando desnuda por mi departamento rumbo a mi cama, pero al acercarte a mí te fuiste desvaneciendo. Tu suave y delicado cuerpo se esfumó antes de que lo pudiera tocar y besar.
Ahora que te volví a encontrar, recordé cuánto me gustas, cuánto deseo tenía de que fuéramos algo más que amigas. Vino a mi mente aquel beso que nos dimos en la fiesta de graduación, aquellas caricias disfrazadas de jugueteo entre amigas…
Vienen más y más recuerdos, pues eres mi recuerdo favorito, AMY.
En mi mente vive la imagen clara de tus piernas poderosas, firmes y seductoras. De cada curva que tiene tu cuerpo, de las líneas que forman tus caderas y abdomen. A cada recuerdo reitero que mi deseo por ti no es sin fundamentos, pues tengo claro que posees el argumento perfecto para derretirme.
Tú sabes que me gustas, que tus nalgas suaves me excitan, que tus senos me encienden, que tus piernas gruesas me mojan y que tus caricias me erizan la piel al instante.
Tú sabes que eres mi definición de belleza.
AMY, nunca imaginé que viviría para este momento: tú sobre mi cama desnuda. Tus piernas entrelazadas con las mías, tus senos rozando con los míos y mis manos sobre tus nalgas.
Me excita acariciar tu desnudez, me hipnotizas, AMY, me vuelves loca, tus caderas tan curvas me vuelan la cabeza, tu lengua me estalla, tus manos conociendo mi cuerpo me dejan sin aliento.
Toqué el cielo luego de ver cómo gemías, cómo te retorcías y cómo me sonreías, con una sonrisa que hasta ahora nunca había visto, ¡qué sexy eres, AMY!
Por Bea.