¿TE HAN PUESTO ETIQUETAS POR VIVIR TU SEXUALIDAD LIBREMENTE?
Que si es promiscua; que si es insaciable; que si no la educaron bien en su casa; que si es piruja; que si sabe demasiado; que si vas con ella, seguro afloja; que se es libertina… En fin, así hay miles de etiquetas para una mujer que vive su sexualidad libremente.
¿Alguna vez has escuchado algo parecido a esto? Lo más probable es que sí y que justamente, esta clase de palabras te han hecho “escarmentar en cabeza ajena” y has decidido mejor convertirte en alguien más “recatadx” y “discretx”, pues ¡no vaya a ser que seas tú quien termine etiquetadx!
La neta es que nos han enseñado a tener vergüenza todo el tiempo, nos han dicho que cerremos las piernas, que debemos cubrir nuestro cuerpo, que es vulgar hacer ciertas poses y que no queremos que nos tachen con calificativos negativos… Todo está mal, todo está prohibido, todo debería hacernos sentir culpa y esto solo por tener una vulva.
No sé en qué momento de la historia tomaron tanta fuerza estas creencias, pero algo que sí sé y quiero recordarles ahora mismo, es que no existen tales cosas como “zorras” y “mojigatas”. Hay personas con vulva que tienen mucho sexo y otrxs que no, en ambos casos ¡el valor y la belleza siguen presentes!
Tener una, dos, quince o veinte parejas sexuales, no determina si eres mejor persona o si vales poco, a esas etiquetas ¡ni caso! Creo que es momento de que le vayamos bajando dos rayitas a ese asunto del “slut-shaming”.
Slut-shaming, ¿qué es?
Pues bien, mis queridxs, meibis; se le llama “Slut- shaming” (que mejor ni hago la traducción literal al español, porque se lee aún peor) a la forma de estigma social que se aplica a las personas que se percibe incumplen las expectativas tradicionales del comportamiento sexual y comúnmente, esto se asocia a quienes tienen vulva, sean adultas o no.
Esta forma de burla lo que intenta es avergonzar y/o devaluar a las mujeres, ya sea por vivir a su entera voluntad su vida sexual, o por tener varias parejas con las que hayan compartido intimidad en su pasado (o presente), o por vestirse de una forma “provocativa”, etc.
Aquí en corto, esto se traduce como un ataque frontal hacia las mujeres por ejercer libremente su sexualidad. El objetivo es hacerlas sentir no merecedoras ni dueñas de su propio cuerpo y placer. Al final, “si te devalúo, te controlo”. ¿Ven por dónde va la cosa?
¡Qué fuerte! Pero es real que las personas con vulva somos repetidamente juzgadas por nuestras actividades sexuales y esto es incluso más frecuente si se es heterosexual. Por supuesto, el aplicar estos juicios sin fundamento, puede causar muchos efectos negativos en la salud mental y, ¿es lógico no? Que te repitan estas absurdas cantaletas una y otra vez hace que se conciban como verdaderas y eventualmente caemos en la trampa y sin darnos cuenta nos las creemos..
A todo esto, ¿cuáles son las consecuencias? Pues problemas con nuestra salud mental y, aquí, entran por la puerta grande la ansiedad, la dismorfia corporal, la depresión, la baja autoestima, entre otros trastornos.
Pero, la cosa no acaba ahí, pues estas actitudes derivadas del slut-shaming hasta son utilizadas para justificar agresiones; por ejemplo: “es que ella llevaba un pedazo de escote que me provocó”; “estaba muy ebria y se puso cariñosa, entonces yo sólo me dejé llevar”, entre otras excusas parecidas.
Esto entre líneas, lo que dejan ver es que, si una persona con vulva quiere respeto, debe ganárselo a través de conductas consideradas como “intachables”. Además, como toda la vida, se juzga a la víctima y se absuelve a quien agrede.
¿Qué podemos hacer para que el slut-shaming desaparezca?
Pues, meibis, pequeñas acciones y cambios en hábitos pueden hacer la diferencia, aquí te propongo algunas ideas:
1) Nunca participes en cualquier situación donde se hable mal de otra mujer, que si es una “bitch”, que si se comió a no sé cuántos, que si su vestido está entallado y parece que quiere llamar la atención, etc.
Todo eso, corresponde a la vida sexual y gustos de la persona. Sus decisiones y su cuerpo le pertenecen, por lo tanto, nadie tiene derecho a juzgar ni comentar nada. Si te es posible, incluso defiéndela o comenta algo así como: “pues es su vida, ¿no? Mejor hablemos de otro tema y respetemos lo que hagan lxs demás” y tema zanjado.
2) Si, por otra parte, has sido víctima de slut-shaming, ¡no cambies tu forma de ser por las opiniones retrógradas de otras personas! Si no les parece tu vida sexual, o si tus atuendos les resultan “muy provocativos”, ¡el problema no es tuyo! No les des el gusto a esta gente de ver que sus comentarios malintencionados y machistas surtieron efecto. Tú a lo tuyo y a seguir disfrutando.
3) Ten siempre presente la importancia que tiene no opinar sobre otros cuerpos. Para empezar, esto de juzgar los cuerpos ajenos, interpretar si son vulgares, elegantes, o lo que sea, o bien, hablar sobre cómo viste alguien más ya de entrada está mal.
¿Quién o qué determina la decencia de un cuerpo o de la ropa? O sea, la ropa es sólo eso, ropa y la manera en que la utilicen otras personas y cómo la luzcan tampoco es nuestro asunto. ¡Hay que vivir y dejar vivir! ¡Cada unx a dedicarse a sus historias!
4) También puedes ayudar a crear conciencia sobre esta pésima manera de actuar. Desgraciadamente, estas conductas son muy normalizadas y entonces pasan desapercibidas. Por lo tanto, si detectas una situación de estas, señálala e invita a tu gente cercana a debatir y reflexionar al respecto. Cuando ponemos en evidencia una problemática, es más sencillo buscar alternativas para combatirla.
¡Sigamos trabajando!
A pesar de la creciente conciencia sobre esta aterradora forma de intimidación y los esfuerzos por lograr la igualdad de género, la vida sexual de las mujeres sigue estando fuertemente influenciada por estereotipos y juicios poco saludables.
Sin embargo, hacer eco, hablar sobre las secuelas que trae el slut-shaming, visibilizar que estas conductas causan mucho daño, debe generar paulatinamente un cambio, así que, ¡no hay que perder la esperanza!
Por último, recordemos: la vida sexual de cada unx de nosotrxs es íntima, personal y nos pertenece… para nosotrxs y para todxs debe existir el derecho a vivir como deseemos.
Mientras las decisiones que tomemos con relación a nuestra vida sexual:
-sean consensuadas;
-no nos pongan en peligro;
-no sobrepasen los límites de lxs demás;
-no transgredan a otrxs o falten al respeto…
…vivir nuestra sexualidad de manera libre es nuestro derecho. Cada persona define cómo asumir su propia vida sexual, entonces, ¡fuera etiquetas!