Recuerdo de Placer

Cada vez que pienso en esa noche, un calor familiar me recorre el cuerpo, como si mi piel aún recordara cada sensación, cada temblor. Había estado acumulando deseo durante días, esperando el momento perfecto para soltarlo todo. Y cuando finalmente tuve esa oportunidad, supe que no iba a dejar que se desperdiciara.


JIME estaba allí, esperándome en la mesita de noche. Su forma elegante y curva parecía hecha para adaptarse a mi cuerpo, prometiendo un placer que sabía que no olvidaría. Con sus dos motores sincronizados, uno destinado a acariciar mi clítoris y el otro a estimularme profundamente por dentro mi punto g, JIME se convirtió en la protagonista de mis fantasías. Solo pensar en lo que podía hacerme me hacía estremecer de anticipación.


Apagué las luces, dejando solo una pequeña lámpara encendida para crear un ambiente íntimo. El silencio en la habitación era roto solo por mi respiración, que ya se estaba volviendo más pesada, más urgente. Tomé a JIME en mis manos, sintiendo la suavidad de su silicona bajo mis dedos. La encendí, presionando el botón que activó simultáneamente ambos motores. Las vibraciones recorrieron todo su cuerpo, y al instante, sentí un cosquilleo de placer anticipado que hizo que mi entrepierna se humedeciera.


Me recosté en la cama, las sábanas acariciando mi piel desnuda. Cierro los ojos un momento, simplemente disfrutando del silencio antes de lo que sabía que sería una tormenta de sensaciones. Lentamente, acerqué a JIME a mis labios, humedeciéndola con mi lengua, preparándola para lo que estaba por venir.


Deslicé a JIME entre mis piernas, y al primer contacto con mi clítoris, un gemido suave escapó de mis labios. Las vibraciones eran profundas, constantes, y sentí cómo mi cuerpo respondía al instante, mis caderas se movían hacia adelante, buscando más de esa deliciosa presión. Moví JIME hacia mi entrada, disfrutando de la sensación, acariciando cada pliegue, cada rincón de mi vulva.


Y entonces, la dejé entrar.


Sentí cómo se deslizaba dentro de mí, llenándome por completo mientras el motor interno cobraba vida, enviando vibraciones profundas a lo largo de mis paredes internas. Al mismo tiempo, el segundo motor seguía acariciando mi clítoris con una precisión que hizo que mi espalda se arqueara y mis gemidos llenaran la habitación. Era una doble estimulación que parecía estar diseñada para hacerme perder la cabeza.


Mis caderas comenzaron a moverse instintivamente, siguiendo el ritmo de las vibraciones, buscando más de esa dulce invasión. JIME estaba trabajando en mi interior, sus dos motores en perfecta sincronía, golpeando mi punto G con una precisión que hacía que mi visión se nublara de placer. Cada pulsación enviaba olas de calor a través de mi cuerpo, haciendo que mis piernas temblaran y mis dedos se aferraran a las sábanas.


El placer crecía en mi interior, un calor que se extendía desde mi vientre hacia todo mi cuerpo, haciéndome temblar de anticipación. Mis gemidos se hicieron más fuertes, más urgentes. No podía pensar en nada más que en cómo se sentía JIME dentro de mí, cómo sus vibraciones implacables me estaban llevando cada vez más cerca del clímax.


—Sí, justo ahí… —susurré, mi voz temblando mientras mis caderas seguían el ritmo de las vibraciones.


Moví a JIME con más rapidez, aumentando la presión justo donde más lo necesitaba. Las vibraciones en mi clítoris se volvieron más intensas, cada pulso enviaba descargas de placer puro a través de mi cuerpo, haciendo que todo se volviera borroso. Estaba completamente perdida en la sensación, en la forma en que JIME estaba empujando cada uno de mis límites.


Podía sentir cómo el clímax se acercaba, una ola imparable que crecía dentro de mí, lista para arrasar con todo. Mi cuerpo entero estaba en llamas, cada fibra de mi ser se preparaba para estallar en un orgasmo que sabía que sería devastador. JIME no se detenía, sus vibraciones continuaban golpeando mi punto G y acariciando mi clítoris simultáneamente, llevándome al borde una y otra vez.


Y entonces, todo se desbordó.


El orgasmo me golpeó con una fuerza que me dejó sin aliento, mi cuerpo se tensó y se sacudió violentamente, un grito de puro éxtasis escapó de mis labios mientras sentía que todo dentro de mí explotaba en una ola de placer. Mis músculos se contrajeron alrededor de JIME, mis caderas se arquearon hacia el juguete, buscando más de esas vibraciones que me estaban haciendo perder la cabeza.


El clímax fue tan intenso que casi me dolió, pero era un dolor dulce, un dolor que no quería que terminara. Sentí cómo mi cuerpo se rendía por completo, entregándose a las oleadas de placer que seguían golpeando, una tras otra, hasta que ya no pude soportarlo más.


Finalmente, las vibraciones de JIME disminuyeron, dejándome tumbada en la cama, con la respiración entrecortada y el cuerpo temblando con los espasmos finales del orgasmo. Había eyaculado, liberando toda la tensión acumulada en un estallido de placer que me dejó completamente satisfecha, completamente exhausta.


Me quedé ahí, con JIME aún dentro de mí, disfrutando del calor residual que recorría mi cuerpo, una sonrisa de pura satisfacción en mis labios. Sabía que nunca olvidaría esa noche, el momento en que JIME me llevó a un nivel de placer que nunca había experimentado antes.


Cierro los ojos, dejando que el recuerdo se asiente en mi mente, sabiendo que siempre podré revivirlo cuando quiera, cuando necesite sentir ese mismo éxtasis otra vez.




JIME | conejo vibrador rotación 360°

Añadir al carrito
|