Bajo tu Control
Estoy tumbada en la cama, la suave luz del atardecer entrando por la ventana y acariciando mi piel desnuda. La habitación está en silencio, pero dentro de mí, hay una tormenta de anticipación. He estado esperando este momento todo el día, sabiendo que pronto serías tú quien tomaría el control, guiando cada una de mis sensaciones.
A mi lado, SWIFT reposa sobre las sábanas, un juguete tan pequeño y discreto, pero que promete un placer inmenso. Lo recojo con una mano, sintiendo la suavidad, y una corriente de excitación me recorre el cuerpo. Lo coloco sobre mi clítoris, ajustándolo hasta que encaja perfectamente en su lugar, justo donde más lo necesito.
El contacto me hace inhalar bruscamente. Ya puedo sentir la expectativa acumulada en mi vientre, como una llama que espera ser avivada. Sé que tú tienes el control, que estás preparado para jugar conmigo desde donde sea que te encuentres, y la idea de que seas tú quien decida mi destino esta noche hace que mi cuerpo se tense de anticipación.
Mi respiración se vuelve más pesada mientras pienso en lo que viene. Mis dedos se enredan en las sábanas, y cierro los ojos, preparándome para la primera caricia del placer que tú vas a administrar.
Y entonces, lo siento.
Una vibración suave, tan ligera que es casi como un susurro en mi piel, comienza a recorrer mi clítoris. Es tan sutil que es casi tortuoso, un toque delicado que apenas roza la superficie del deseo, pero que es suficiente para hacer que mi respiración se acelere y que un suave gemido escape de mis labios.
—Sabes lo que me haces, ¿verdad? —murmuro, sabiendo que, aunque no estés físicamente aquí, estás completamente presente en este momento conmigo. Puedo imaginarte observando, disfrutando de cada uno de mis suspiros, de cada pequeño movimiento que hago en respuesta a las vibraciones que me envías.
La intensidad aumenta ligeramente, y me arqueo sobre la cama, mis caderas moviéndose hacia el juguete como si mi cuerpo estuviera buscando más, rogando por más. SWIFT cobra vida bajo tu control, y el placer comienza a extenderse como una marea lenta, envolviendo mi clítoris en oleadas de vibraciones que se sienten como suaves latidos contra mi piel.
Mis muslos se tensan y mis dedos se clavan en las sábanas, tratando de anclarme a algo mientras el placer comienza a escalar. Estoy completamente a tu merced, y la sensación de vulnerabilidad mezclada con deseo es casi abrumadora. Cada aumento en la intensidad es como una chispa que enciende una nueva ola de placer, haciéndome jadear, mis gemidos llenando la habitación.
—Más... por favor... —susurro, sin darme cuenta de que las palabras han salido de mis labios. Todo lo que quiero es que me lleves más allá, que me hagas perder el control.
El ritmo cambia, las vibraciones se vuelven más rápidas, más intensas. Es como si hubieras decidido jugar con mi resistencia, llevándome al borde, y luego tirando de mí hacia atrás, solo para hacerlo de nuevo. Mi cuerpo responde instintivamente, mis caderas se arquean con cada pulsación, mi espalda se arquea mientras trato de acercarme más al juguete, queriendo sentir cada pulso con más intensidad.
Las vibraciones se hacen más profundas, más insistentes, y siento cómo el placer se acumula en mi vientre, creciendo con cada segundo, con cada gemido que escapa de mis labios. Es una presión dulce, una tensión que se extiende por todo mi cuerpo, haciéndome temblar mientras trato de mantenerme en control, pero sabiendo que es inútil. Estás jugando conmigo, manteniéndome justo al borde del clímax, sin dejarme caer completamente.
—Por favor... necesito... —Mi voz es un susurro desesperado, un ruego para que finalmente me des lo que tanto deseo.
Y entonces, justo cuando siento que no puedo soportarlo más, que la tensión en mi interior es demasiado para manejar, las vibraciones cambian de nuevo. Es un aumento súbito, una ola intensa que se apodera de mi clítoris, envolviéndolo en un ritmo rápido y constante que no me da respiro. El placer estalla dentro de mí como una explosión, un grito ahogado escapa de mis labios mientras mi cuerpo se tensa y se libera al mismo tiempo.
El orgasmo me atraviesa como un rayo, sacudiendo cada fibra de mi ser. Mis músculos se contraen, mi espalda se arquea violentamente, y mis manos se aferran a las sábanas como si fueran mi única salvación en medio de la tormenta de placer que me consume. El clímax es largo, profundo, cada pulsación SWIFT prolonga la sensación hasta el punto en que siento que voy a desmoronarme por completo.
Pero no me das tregua. Las vibraciones continúan, manteniéndome en un estado de éxtasis prolongado, mis gemidos transformándose en suspiros desesperados mientras mi cuerpo sigue temblando bajo el peso del placer. Mi mente se desvanece en una nube de satisfacción pura, donde solo existimos tú, yo, y las sensaciones que has creado.
Finalmente, cuando siento que no puedo más, que el placer es demasiado para soportarlo, las vibraciones comienzan a disminuir, bajando lentamente hasta que solo queda un leve zumbido, un eco del clímax que acaba de pasar. Mi cuerpo se relaja, dejándome tumbada en la cama, agotada, pero completamente saciada.
—Eres increíble... —susurro, aún sin aliento, sabiendo que puedes sentir mi gratitud, mi adoración, incluso a la distancia. Mi cuerpo todavía vibra con la resonancia de lo que acabas de hacerme, y una sonrisa satisfecha se dibuja en mi rostro.
Me quedo tumbada en la cama, sintiendo cómo el calor residual del orgasmo se desvanece lentamente, dejándome en una paz absoluta. Sé que esta conexión, este poder que tienes sobre mí, es algo único, algo que solo tú puedes lograr. Esta noche, he sido completamente tuya, y me encanta cada segundo de ello.
Cierro los ojos, sabiendo que aunque estés lejos, estoy más cerca de ti que nunca. Porque en este momento, en esta noche, has tomado el control de mi placer y me has llevado más allá de lo que podía imaginar.
Y sé que esto es solo el comienzo.