Sexo y Religión ¿Son compatibles?

¿De qué manera la religión ha afectado la sexualidad y placer de la mujer?

Cadenas invisibles. Como sexóloga clínica he visto en el consultorio la influencia que tiene la religión sobre la sexualidad pero sobre todo el placer sexual en las mujeres.

Antes de comenzar con este talk, quiero aclarar que la religión ha afectado a todas las personas en temas de sexualidad a lo largo de la historia, tanto a mujeres como hombres. Sin embargo, viviendo en una sociedad patriarcal los grupos que salen más afectados son aquellos que salgan de la heteronorma patriarcal. Esta vez hablaré particularmente sobre las mujeres ya que es mi área de expertise.

Desde tiempos del medievo el discurso no ha cambiado del todo. Son pecadoras aquellas mujeres que tengan relaciones sexuales antes del matrimonio. Son pecadoras aquellas mujeres que disfruten de su propia sexualidad, la mujer vino a este mundo a procrear. Por otro lado, en la época romana, en términos sexuales, se creía que la pasión gobernaba a la mujer. Se le desprecia desde esa época argumentando que es un ser débil con ciertos desvíos hacia el alcohol y la lujuria. Todos estos discursos parten desde un pensamiento religioso y machista.

En la Edad Media cuando la Iglesia tenía el máximo poder, la sociedad era regida por esta. Por lo tanto era quien dirigía las relaciones sexuales. Para la iglesia, las relaciones sexuales únicamente se podían llevar a cabo bajo el matrimonio y con fines reproductivos.

Diferenciaban las prácticas bajo dos términos. “Dialetio”: se refiere al amor honrado y dentro del matrimonio. El segundo término “Honesta Copulatio” es el acto de coito con la finalidad de reproducción. Uno de los propósitos de la iglesia era la promoción de la castidad, ya que esa condición llevaría a las personas a la salvación de la vida.

Un término importante era la virginidad, era el estado perfecto para no caer ante lo impuro. Y de aquí podemos partir a otro tema importantísimo que hasta el día de hoy sigue afectando a muchas mujeres de nuestra sociedad. La famosa virginidad. La virginidad es un constructo social, no existe, no es una parte de nuestro cuerpo. Sin embargo, ha tenido mucha fuerza en muchas mujeres del mundo.

Esta palabra es tan importante que se traduce al valor. Qué tanto valor tienes como mujer si aún eres “virgen” es decir, si aún no tienes relaciones sexuales penetrativas. Menciono que esto afecta hasta el día de hoy ya que en mi práctica privada he visto como muchas mujeres viven su sexualidad conflictuadas y con culpa, ya que crecieron en una familia sumamente religiosa en la cual les inculcaron el valor de la virginidad.

A pesar de ya tener relaciones sexuales, no las tienen de manera placentera, sigue existiendo cierta culpa en sus seres que no las deja disfrutar de su propia sexualidad. Otra de las variables que me gustaría tocar es la variable de masturbación. Hemos vivido durante años con el discurso introyectado por una sociedad religiosa que las mujeres, como ya lo mencioné antes, venimos al mundo con fines reproductivos. Se acabó, punto, no hay más.

Pero, ¿Qué pasa con aquellas mujeres que comenzamos a descubrir nuestro propio placer? ¿Qué pasa con las mujeres que descubren el poder de sus genitales y lo que estos les pueden hacer sentir? Salen por completo de la norma religiosa, por lo tanto, pasan al lado de las personas pecadoras. Una vez más, la culpa seguramente estará presente.

Hay veces que no lo tenemos tan consciente ya que es un discurso que está presente desde que llegamos a este mundo y crecemos con estas ideas anticuadas. Sin embargo, en el momento que haces consciente todo esto, sabes que son ideas ajenas, no tuyas. En el momento que haces consciente todo esto, puedes decidir liberarte de estas cadenas invisibles. Mi objetivo con este pequeño discurso no es ir en contra de la religión, simplemente es observar de qué manera ciertas ideas religiosas pueden llegar a afectarnos en nuestro propio placer y hasta en la forma en la que percibimos e interactuamos con nuestro cuerpo.

La religión no tiene porqué estar peleada con la sexualidad. Las invito a hacer conscientes todos estos pensamientos que tenemos metidos hasta la médula y decidir si son nuestros o fueron introyectados. Disfruten su cuerpo, disfruten su placer pero sobre todo háganlo sin culpa.

Por Andi Martin Del Campo

 

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